Juan B. Alberdi autor de la obra de mayor influencia en el constitucionalismo argentino y americano: Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina
A propósito de comentarios publicados en la anterior entrada, y otros en los cuales trataba el tema de la Presidente Cristina Fernández, quería señalar que estoy totalmente de acuerdo con aquellos preocupados con el flagelo de la corrupción.
La corrupción sin dudas es un problema muy importante a resolver en la sociedad argentina, pero creo que sólo conseguimos un efecto contrario y dañamos las instituciones, si nuestra supuesta lucha contra la corrupción se reduce a una mera verborragia y acusación por blogs, medios masivos de comunicación, etc. Les ruego a quienes dicen defender la República, que si realmente les interesa la República y no un mero interés partidario, se asesoren debidamente y efectuén la correspondiente denuncias ante la Justicia Penal si conocen efectivamente hechos concretos de corrupción.
El diálogo, la tolerancia, y el respeto hacia las autoridades constituídas, elegidas por la mayoría del pueblo, es un elemento esencial de toda democracia. Es esencial asimismo una oposición o minoría, que velen por los intereses de quienes los han elegido, siendo defensores de un adecuado balance de poderes. En sociedades más desarrolladas como los Estados Unidos de América, vemos que ésto se respeta: aún con líderes que han caído en una profunda impopularidad como el actual Presidente George W. Bush, la oposición es respetuosa de la investidura presidencial, y de las instituciones.
El hecho de que pueda no compartir la posición ideológica de quienes ejercen el poder, no significa que deba utilizar cualquier medio, en especial sospechas, denuncias infundadas y descalificaciones genéricas. Eso no es Repúblicanismo: es desprecio por las mismas instituciones Republicanas.
Por último, quiero señalar que lo que siempre he resaltado de la actual Presidente es el hecho trascendente de ser mujer, ya que es histórico, y trasluce una mayor apertura y pluralismo en la sociedad. Creo en la independencia del Poder Judicial, y tarde o temprano, quienes han cometido actos de corrupción deberán rendir cuentas. Tarde o temprano, el gobierno cambiará y los medios que puedan tener para evitar acciones judiciales, terminarán. Eso es lo maravilloso de la República y la Democracia. Por ello mismo, me parece que para erradicar definitivamente la corrupción hay que primero educar y que la sociedad de a poco vaya dando el verdadero valor de cumplir la ley, respetar las instituciones y autoridades constituidas, y fundamentalmente participar. Participar, controlar, peticionar, todo ello hace a la República. Por mi parte, creo que también un estudio, intercambio y debate sobre los temas más profundos que hacen a la expresión de la Libertad y el Progreso ayudan sin dudas a la construcción de una sociedad más democrática, libre y progresista.
Constitución de la Nación Argentina
A propósito de comentarios publicados en la anterior entrada, y otros en los cuales trataba el tema de la Presidente Cristina Fernández, quería señalar que estoy totalmente de acuerdo con aquellos preocupados con el flagelo de la corrupción.
La corrupción sin dudas es un problema muy importante a resolver en la sociedad argentina, pero creo que sólo conseguimos un efecto contrario y dañamos las instituciones, si nuestra supuesta lucha contra la corrupción se reduce a una mera verborragia y acusación por blogs, medios masivos de comunicación, etc. Les ruego a quienes dicen defender la República, que si realmente les interesa la República y no un mero interés partidario, se asesoren debidamente y efectuén la correspondiente denuncias ante la Justicia Penal si conocen efectivamente hechos concretos de corrupción.
El diálogo, la tolerancia, y el respeto hacia las autoridades constituídas, elegidas por la mayoría del pueblo, es un elemento esencial de toda democracia. Es esencial asimismo una oposición o minoría, que velen por los intereses de quienes los han elegido, siendo defensores de un adecuado balance de poderes. En sociedades más desarrolladas como los Estados Unidos de América, vemos que ésto se respeta: aún con líderes que han caído en una profunda impopularidad como el actual Presidente George W. Bush, la oposición es respetuosa de la investidura presidencial, y de las instituciones.
El hecho de que pueda no compartir la posición ideológica de quienes ejercen el poder, no significa que deba utilizar cualquier medio, en especial sospechas, denuncias infundadas y descalificaciones genéricas. Eso no es Repúblicanismo: es desprecio por las mismas instituciones Republicanas.
Por último, quiero señalar que lo que siempre he resaltado de la actual Presidente es el hecho trascendente de ser mujer, ya que es histórico, y trasluce una mayor apertura y pluralismo en la sociedad. Creo en la independencia del Poder Judicial, y tarde o temprano, quienes han cometido actos de corrupción deberán rendir cuentas. Tarde o temprano, el gobierno cambiará y los medios que puedan tener para evitar acciones judiciales, terminarán. Eso es lo maravilloso de la República y la Democracia. Por ello mismo, me parece que para erradicar definitivamente la corrupción hay que primero educar y que la sociedad de a poco vaya dando el verdadero valor de cumplir la ley, respetar las instituciones y autoridades constituidas, y fundamentalmente participar. Participar, controlar, peticionar, todo ello hace a la República. Por mi parte, creo que también un estudio, intercambio y debate sobre los temas más profundos que hacen a la expresión de la Libertad y el Progreso ayudan sin dudas a la construcción de una sociedad más democrática, libre y progresista.
Constitución de la Nación Argentina
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