El paso a la inmortalidad del ex Presidente Raúl Ricardo Alfonsín ha logrado un efecto impensado, sorprendente y hasta esperanzador. Los cortejos fúnebres del “padre de la democracia” han convocado espontáneamente a miles de argentinos, que han ganado las calles cercanas al Congreso de la Nación, lugar donde han reposado sus restos durante su velatorio, y han copado las cercanías del Cementerio de la Recoleta, donde su restos descansarán por la eternidad.
Despedida a Alfonsin en el Congreso de la Nación 1.4.09 (fotos de Matías Foschiatti)
Fue emocionante observar la envergadura de la despedida, y la voluntad del pueblo que se hizo presente para darle el último adiós. Ni la lluvia, ni las largas colas, ni la oscuridad de la noche han sido impedimento para que miles y miles de ciudadanos concurrieran a rendirle sus respetos a Don Raúl.
No sólo provocó un efecto de afluencia masiva de la gente a las calles de la Capital, sino que además en su ciudad natal, y en todo el país, el pueblo argentino ha adherido a los honores, siguiendo con atención la ceremonia de despedida a través de los medios masivos de comunicación.
Multitudes despiden a Alfonsin en el Congreso de la Nación 1.4.09 (fotos de Matías Foschiatti)
Y quizás lo más notable es que su partida, ha inspirado una suerte de convivencia pacífica entre todos los máximos referentes políticos de la nación. Un legado de reconciliación que nos dejó con el hecho mismo de su muerte. Convivencia que se plasma en la presencia en el funeral de todos los ex Presidentes que han gobernado después de Alfonsín, algo poco usual en nuestra cultura política.
Reconciliación que ha logrado reunir en una misma ceremonia a quienes habían sido sus más firmes opositores: diputados, senadores, gobernadores y funcionarios del Partido Justicialista; la cúpula de la CGT (la cual fue implacable con él durante el ejercicio de su presidencia presentándole 13 paros generales), los dirigentes de la Sociedad Rural Argentina (entidad en la cual Alfonsin fuera abucheado en descontento con su política agraria) y también representantes las Fuerzas Armadas (Institución que tuviera una traumática relación con Alfonsin durante su presidencia por los motivos que todos conocemos).
La onda expansiva de la inspiración democrática y de reconciliación también influyó sobre los actores políticos de la actualidad. Ha influído provocando un minimo atisbo de recuperación de la institucionalidad, plasmada en el contacto entre el Vice-Presidente en ejercicio y la Presidente de la Nación para coordinar los honores oficiales y el tenor del decreto que ha dispuesto el duelo nacional. También en la presencia de oficialistas y opositores, sindicalistas y referentes de las patronales, todos unidos para darle su homenaje a éste gran hombre.
¿Pero cuál ha sido la verdadera causa de tanta adhesión? ¿Por qué quienes en el momento que el Dr. Alfonsín ejerció el poder fueron férreos opositores y hasta intolerantes, hoy se muestran dóciles y le rinden los más altos honores?
Lo más posible es que hoy, en tiempos tumultuosos, los argentinos hayamos encontrado en el querido Raul Alfonsin, las virtudes que tanta falta hacen, virtudes que han brillado por su ausencia en el actuar de nuestra sociedad y de nuestros líderes y referentes en todos los ámbitos en los últimos años.
Si bien ello es razonable, también creo que hay otra enseñanza oculta en el símbolo que ha pasado a representar el Ex Presidente. Ello pues, resulta notable el contraste: muchos de quienes participaron en los sucesos que precipitaron la salida del gobierno 5 meses antes del fin de su mandato hoy han venido a reconocer su altura como hombre, como demócrata y como ejemplo de civilidad y republicanismo.
¿Tanto nos cuesta a los argentinos reconocer esas virtudes, que necesitamos que pase a la eternidad quien ha vivido de acuerdo a ellas para darnos cuenta? ¿Cómo es que todos éstos referentes no supieron reconocer tales valores en cabeza de su adversario/enemigo en el momento oportuno de la historia?
Y en esto no sólo quiero apuntar a la clase política y dirigente, sino que además a todo pueblo en su conjunto, incluyéndome a mi mismo como parte. Si bien era muy pequeño, quien les escribe tiene vívidos recuerdos de lo implacable que los argentinos fuimos con Alfonsín durante los últimos días de su gobierno, ya sea con la excusa de la hiperinflación, los saqueos o la crisis económica.
¿Acaso hoy si es posible darse cuenta que el Dr. Alfonsin tuvo que gobernar en condiciones de gran adversidad, con una economía destruida por la dictadura y una guerra perdida, mientras que en aquel entonces no? En ese momento nadie pareció hacerse eco de la gravedad de la situación, prevaleciendo entonces el ánimo del descontento. Brilló por su ausencia entonces, el espíritu de unidad que hoy podemos ver en sus funerales.
Creo que la autocrítica es parte del legado de éste “buen hombre” que nos gobernó, dado que nos exhorta a no perder la calma y a no actuar en el fragor de los hechos, a no sumarnos al tumulto, a la acción irreflexiva y a la impaciencia. La enseñanza de Alfonsín debe servirnos para que la unidad entre argentinos no sea sólo un fenómeno fugaz, causado por la tristeza de la pérdida de un gran Presidente, sino para darnos la fuerza para comenzar a vivir en unidad y a actuar en consecuencia diariamente.
Pero no es la intención cerrar éstas líneas con un reproche, y por ello creo que a pesar de todo, éste símbolo que ha implicado la masiva despedida del pueblo al ex Presidente Alfonsín es un indicio que la tolerancia, la civilidad y la virtud democrática y republicana son parte vital de los deseos y anhelos de todos los argentinos.
Su lucha por la democracia, su valor para defenderla, su inquebrantable lucha por los Derechos Humanos en los momentos más difíciles de la Dictadura, su voluntad férrea y su coherencia llevando adelante los Juicios que se han llegado a conocer como el “Nüremberg Argentino” y su coraje para resistir todas las presiones que dicho proceso implicó, su integridad y su honestidad, todos ellos entre muchos más, son los motivos, las razones por las cuales los argentinos rendimos homenaje y gratitud al querido ex Presidente Raúl Ricardo Alfonsín, a quien nunca olvidaremos.
Su lucha por la democracia, su valor para defenderla, su inquebrantable lucha por los Derechos Humanos en los momentos más difíciles de la Dictadura, su voluntad férrea y su coherencia llevando adelante los Juicios que se han llegado a conocer como el “Nüremberg Argentino” y su coraje para resistir todas las presiones que dicho proceso implicó, su integridad y su honestidad, todos ellos entre muchos más, son los motivos, las razones por las cuales los argentinos rendimos homenaje y gratitud al querido ex Presidente Raúl Ricardo Alfonsín, a quien nunca olvidaremos.
Gracías querido Raúl!
Patricio E. Gazze